jueves, 19 de abril de 2012

¿Qué nos está pasando?

Voy a inaugurar este blog con un tema que a mí personalmente me afecta bastante. La pobreza. Así que será una entrada bastante personal.

No es pobreza a nivel tercer mundo. Es nivel pobreza europea. Ayer vi en un noticiario que en España cerca de 11 millones de personas están a las puertas de la pobreza. Una quinta parte de un país. Más todas las que ya estén. Y no pude evitar sentirme parte de esa cifra.

¿Por qué?
Porque mi derecho a la vivienda no está asegurado. El banco podría coger y llevársela en cuanto le plazca.
Porque no sé cómo consigue mi padre pagarlo todo.
Porque no entra dinero en casa.
Porque veo el sufrimiento en su cara cuando tengo que pedirle la más mínima cantidad de dinero.
Porque nunca he podido decirle: “¿Oye, me das 50 pavos?” y me los haya dado sin pensárselo. Porque no he podido ni siquiera no tener que pedírselo, porque yo ya lo tenía.

Antes no tanto, pero ahora cada céntimo que gasto supone un suplicio. Supone una carga de culpa demasiado grande. Y no puedo evitar morirme de rabia al ver como otra gente lo despilfarra sin más, gastándolo en cosas que no reportan nada. Cuando oigo a alguien decir: “Me he gastado X dinero en tal cosa”, que no implica que sea una cantidad de tres cifras ni siquiera, no puedo evitar pensar: “Yo con eso podría pagarme un mes de viajes a la universidad”, o “Yo con eso podría dar de comer a mi familia durante una semana”.

Puede que exagere. Puede que no debería tener tanto miedo. Puede que mi situación no sea tan extrema. Pero no puedo evitar pensar en todo ello. Yo todavía no he tenido que ir a Cáritas a pedir comida. Aún vivo en mi casa. Aún no he llegado a ver a ningún familiar viviendo en la calle. Así como no he visto en esa situación a ninguno de mis amigos. Y estoy agradecida por ello. Pero da qué pensar que haya gente que esté mucho peor, y que podría pasarle a cualquiera. Y no es el típico inmigrante o alcohólico. Ahora es gente como tú y como yo. Podría ser tu vecino. Ese que tenía la tienda a la que tanto solías ir antes. O que trabajaba en la fábrica que daba trabajo a todo el pueblo. Empresas y tiendas que han sobrevivido durante décadas. Pero que ya no dan a más. Ahora tiene que pedir dinero a los transeúntes.

Y no sé qué hacer. Porque, ¿qué haces? Creo que aún estoy demasiado en buena posición, porque sigo pensando que prefiero morir de pie, a vivir arrodillado, y creo que no soportaría trabajar siendo explotada, humillada, esclavizada. No lo aguantaría ni mental ni físicamente. Pero si sucumbiera a la desesperación… Tendría que hacerlo. Y dejaría de ser yo. Me sometería al sistema, algo que acabaría con mi persona. Odio el sistema. Este sistema que recorta en lo más básico para la supervivencia humana, como la sanidad. Este sistema que, tras todo lo que costó avanzar en la sociedad en temas de igualdad y libertad, vuelve unos 300 o 400 años al pasado, cuando sólo la nobleza y la alta burguesía podía acceder a la educación, a un oficio digno, en el que ni siquiera tuvieras que mover un dedo. Y no sólo eso, sino la arrogancia de que te digan: “Si eres pobre, es porque quieres”. Claro.
Y yo no quiero entrar en ese sistema. No quiero sacarme unos estudios para conseguir un trabajo con el que pagar una hipoteca y mil cosas que no debería pagar porque son imposiciones que no deberían estar ahí. No quiero meterme en el sistema del consumo porque sí, del gasto superfluo. Quiero una casa en un monte perdido, y no saber nada de la sociedad. Ser autosuficiente, y adquirir el conocimiento que yo quiera, sacado de la maravillosa biblioteca que tendría en el salón de mi pequeño hogar.
No necesitaría nada más que eso…
En fin.

Yo no sabré lo que es ser pobre hasta los límites más profundos de su existencia, pero sí sé lo que es sentir que no puedes permitirte nada, que cada gasto supone tanto desgaste moral y emocional que prefieres no gastar con tal de no pasar por ello. Y cada día pienso en ello, intento buscar una solución que saque a mi familia adelante. Algo que le quite a mi padre el sufrimiento del rostro cuando tiene que darme dinero. Pero no sé qué. No podré estudiar seguramente, ya que ya no darán becas más que a los hijitos de papi. No encontré trabajo porque a todos pedían experiencia (odioso círculo vicioso del: Si no me dan trabajo, ¿de dónde saco la experiencia?) o tener carnet de conducir (si necesito trabajo para conseguir dinero, porque no tengo, ¿con qué dinero me pago el carnet de conducir, y el coche?).

¿Por qué unos tienen tanto y otros tan poco? Antes lo justificaban con la existencia de clases. Si nacías en la escala más baja de la sociedad, no intentabas cambiarlo. Naciste ahí, y punto. Lo asumías, lo aceptabas. ¿Ahora qué? Somos, me da la sensación, de las últimas generaciones que podrán saborear haber podido ser de la clase que quisieran, y tener que empezar a volver a aceptar que has nacido pobre, y pobre te quedarás. Que tus ilusiones de acceder a un trabajo y a una vida de confort son parte del pasado. Así como todas las luchas que se llevaron a cabo para poder alcanzar eso. 

Puede que penséis que me quejo mucho. Y que la solución está ahí fuera. Pues decídmela. Decidme cómo ser feliz en tales circunstancias y sin jugarte tu ser por el camino.

6 comentarios:

  1. Este ha sido un buen post pese a que lo que se dijera en el no es para nada bueno, lo que ha escrito es verdad en todos los sentidos, cada vez más nos estamos pareciendo a la antigua sociedad en la que estabamos divididos por clases sociales y antes no nos afectaba directamente pero ahora muchas personas tienen amigos conocidos o incluso a ellos mismos con problemas económicos cerca de quebrarse, este es un tema en el que pensar mucho y no tomarselo a la ligera y ante todo y se que no es fácil en los tiempos que corren, hay que tener siempre un poco de optimismo en las cosas, aunque estemos inmersos en un gran agujero negro que se ve difícil que se salga.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si, es una especie de condimento que se echa a las cosas para que no caiga uno en la desesperación de que no se van a cumplir. xD

      Eliminar
  2. Premio Liebter Blog concedido! ^^
    http://eluniversodeclio.blogspot.com.es/

    ResponderEliminar
  3. No es que "seamos pobres porque queremos", mucho tiene que ver con el Estado, que malgasta el dinero en cosas innecesarias o las ayudas/becas las dan a gente que no la necesita y quien sí las necesita no las da. Luego gastan miles de euros en traer al Papa, de una religión que se supone que lucha contra la pobreza, la avaricia y la soberbia, ¿hola? ¿habéis visto qué ropas lleva el Papa y el cetro? Si eso no es soberbia...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Exacto, o en eventos deportivos... ¿por qué alguien que conduce merece más dinero que un profesor, por ejemplo?

      Eliminar